LITERATURA
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La mecánica secreta de los relatos eternos según Isabel González

La escritora publica 'La geometría de los cuentos', una serie de infografías que desentrañan las claves ocultas de las narraciones de autores contemporáneos como Borges, Cheever o Shirley Jackson manteniendo intacto el misterio original de la creación

'El Aleph', de Borges, interpretado por Isabel González.
'El Aleph', de Borges, interpretado por Isabel González.MUNDO
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Geometrizar el mundo, se supone, es una manera de sintetizar la realidad y hacerla comprensible. «Pero mi hermana dice que me dedico a hacer complicado lo que es sencillo», dice la escritora y periodista Isabel González, infógrafa en EL MUNDO y autora de un libro insólito que promete convertir la literatura en diagramas y secuencias. La geometría de los cuentos (publicado por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de León https://publicaciones.unileon.es/product/la-geometria-de-los-cuentos-infografias-literarias/) es el fruto de un interés académico dedicado a los trabajos de González como infógrafa sobre textos literarios de John Cheever, Alice Munro, Leonora Carrington, Jorge Luis Borges, Shirley Jackson, Lucia Berlin, Franz Kafka... El profesor José Manuel Trabado se dio cuenta de que las páginas de EL MUNDO que convertían El Aleph y La Metamorfosis en información dibujada no se parecían a nada que se hubiese visto antes en la prensa. Lo que iba a ser un artículo académico, se convirtió entonces en un lujoso libro firmado por González en el que aparecen las infografías, su proceso, sus variaciones y sus explicaciones. O sea que primero los cuentos se vuelven infografías y las infografías, después, se convierten en ensayos. Lo sencillo se vuelve complejo y lo complejo, un color o una forma.

Geometrizar el mundo también es otra manera de aprehender lo que parece indecible. «Hay una contradicción en el hecho de hacer gráficos literarios. Parece que leer y escribir, que todo lo que tiene que ver con la literatura, es una cosa emocional y que eso puede entrar en tensión con el instinto de intentar comprender. Me gusta hacer gráficos literarios, pero también soy consciente de que con ellos estoy rompiendo una parte del misterio que tiene cualquier cuento. Siempre hay ese miedo: cuando comprendes algo que ha hecho que te enamores puede que vayas en contra del misterio», explica González.

Su primer gráfico literario fue un truco inventado para una clase en el taller de escritores de Clara Obligado. Después, González siguió probando como si fuese un complemento a su obra como narradora (ha publicado cinco libros desde 2012). Igual que hay novelistas que escriben ensayos de crítica y de pensamiento literario, González hacía infografías que le permitían identificar ideas nucleares, ritmos y formas aparentemente ocultas. Después, en 2018, sus gráficos empezaron a aparecer en el suplemento La Esfera de Papel.

Un ejemplo: El Aleph de Borges. «El Aleph de Borges me costó muchísimo. ¿Cómo dibujas un cuento que, en sí mismo, es nada, no pasa nada? Es el cuento con la narración más aburridísima de la historia. Hay un hombre, una casa, el hombre baja, luego se va a hablar con otro y ya está». Sólo queda por nombrar el fetiche que da título al cuento, el propio Aleph, que es descrito como «una pequeña esfera tornasolada, de intolerable fulgor» en el que el narrador ve el todo y ve la nada. «De modo que, claro, el Aleph tenía que ser un círculo y tenía que representarse con colores primarios, que son los que contienen todos los colores. Empecé a dibujar a partir de esas dos intuiciones y con lo poco que hay visible del cuento: la casa, el bar...». Con ese poquito, y por el método de dibujar y redibujar, las ideas empezaron a encajar. «Fue una cuestión de repetición hasta que encontré la forma en la que cabía todo el cuento. Y fue un momento maravilloso».

'El nadador', de John Cheever, según Isabel González.
'El nadador', de John Cheever, según Isabel González.MUNDO

La esfera iridiscente de Borges se convierte en un juego de fractales, de nuevas esferas que representan el todo y la nada, Dios, la literatura y la sabiduría. El Aleph, según González, habla de entender la inmensidad de la realidad y de imposibilidad de aprehenderla. «Este trabajo es como coger un bicho que te gusta y romperlo. Hay una parte dolorosa también. Luego, empiezas a dar forma a algo nuevo y parece que empieza otra vez a respirar, como un monstruo de Frankenstein que has hecho y al que empiezas a querer otra vez. Es un disfrute intelectual y viene con una sensación de falso control. Piensas que ya sabes cómo funciona el juego, ¿no? Pero nunca lo sabes del todo, nunca desaparece el enigma. Aunque hayas hecho el gráfico, cada vez que generas una nueva narración y una nueva historia aparece otra vez una capa de profundidad nueva. Podría coger los gráficos que están en el libro y volver a hacer algo sobre ellos», dice González.

La geometría de los cuentos no sólo habla de literatura: también habla del periodismo. En un paisaje en el que a veces todo va a peor, parece increíble que un periódico publique piezas tan sofisticadas como los gráficos de Isabel González. «Creo que la gente cada vez tiene, aunque parezca que no, mucha más cultura visual, que comprende la simbología, las narrativas, los colores, los ritmos. Todos nos hemos acostumbrado a las redes sociales y así hemos adquirido una comprensión que antes no teníamos del lenguaje visual». «Bueno: las infografías tienen la gracia, además, de que son dibujitos. De entrada son amables. Luego no, no son sólo dibujitos. Lo que me gusta de mi oficio es lo que nos gusta a todos los que hacemos periodismo o algo parecido: nos gusta que es un poco de todo. Y hacer infografías es un poco todo lo que me gusta: dibujar, diseñar, escribir. Si lo piensas, en el fondo, un periódico entero es un gráfico».

Para acabar por el principio: geometrizar el mundo es una frase que se atribuye a Alvaro Siza. «Lo que pasa es que un arquitecto parte de una realidad física. Geometriza un paisaje que existe. Si tenemos que representar geométricamente un pino, es bastante sencillo. Lo complicado es cuando la realidad no es un pino sino una emoción o una idea».