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¡Quia!

Mi cuerpo es mío, pero el tuyo no

La versión más piadosa de su actitud es que tratan de hacerse propaganda y aprovechan el caso para sensibilizar a los ciudadanos

Lamine Yamal.
Lamine Yamal.Matthias SchraderAP
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Una asociación dedicada a la supuesta defensa de los enanos protesta y amenaza con denuncias porque algunos de ellos participaron en la fiesta de cumpleaños de un futbolista. La versión más piadosa de su actitud es que tratan de hacerse propaganda y aprovechan el caso para sensibilizar a los ciudadanos sobre los problemas del grupo. Aun así, el tono inquisitivo que usan no parece el idóneo. Ya les han respondido algunos de los participantes, diciéndoles que les dejen trabajar en paz. El debate suscitado se resume en aquella famosa frase proabortista My body, my choice, que se oyó por vez primera a finales de los sesenta y que atronó en la Transición traducida por Mi cuerpo es mío. Muchas de las hijas o nietas de las que lo gritaban promueven hoy la abolición de la prostitución o se oponen a la gestación subrogada. La razón es que son prácticas que atentan contra la dignidad de la mujer. Lo llamativo es que siguen invocando la propiedad y soberanía de su cuerpo para abortar, considerando que la extirpación de un feto no es un acto que atente contra la dignidad humana. O promueven la eutanasia, obviando incluso que en el proceso siempre acaba habiendo alguien que dispone del cuerpo de otro. Y aún más sobre la eutanasia, por cierto: ¿legítima cuando se aplica sobre la depresión profunda de una joven que no soporta la vida y condenable cuando el que pide morir es otro perturbado que quiere experimentar a manos de su amante un monstruoso orgasmo final? ¿La eutanasia por alivio no incluye el del deseo?

Hay algo peor que ser kantiano y es serlo según. Si el cuerpo, fin en sí mismo, no puede ser un medio no lo puede ser en modo alguno. Es fácil que la ley niegue a cualquiera la posibilidad de convertirse en un esclavo. Pero habrá que convenir igualmente la ilegalidad de los esclavos sexuales. ¡Aunque sea por la plusvalía de placer que obtiene el amo! El que un enano atente contra sí mismo usando su condición física por negocio o por placer despierta la ira moral de algunas personas. Ven al sujeto reducido a objeto, exactamente igual que cuando una mujer posa tendida sobre un Testa Rossa donde se ha extendido previamente una sugestiva piel de leopardo. Y hasta proponen sanciones. Habrá que multar a la Lalachus, con un porcentaje por kilo y campanada. Y, sintiéndolo mucho, habrá que ir con Kant hasta los hospitales donde yacen dolientes víctimas frustradas de un suicidio. Y sancionarlas. Y si no puede hacerse con las víctimas exitosas solo será porque la extinción extingue la deuda.

Lo que diferencia a Míster Peke de Lamine Yamal no es la moral sino el mercado.